Atardecer de la vida

Cálidos atardeceres merece quien con sudor y fe amanecía cada jornada mientras pudo trabajar. Dejen que las sosegadas tardes terminen de madurar el alma cansada, pues entre sueños y despertares, la providencia magnánima va mostrando la verdad sublime con la paciencia con que cae el rocio y la delicadeza de perfumados aromas a los que se les permite acceder.

Mayores paseando
El alma aprende y se transforma en cada etapa de la vida

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